Carta al profesorado que tiene miedo de usar la inteligencia artificial

Compañera, compañero:

Si hablar de inteligencia artificial en educación te incomoda, te abruma o directamente te hace girar la cara… te entiendo. De verdad. La mayoría no recibimos formación sobre esto. Nos ha llegado como una ola, sin manual de instrucciones y con demasiadas voces gritando a la vez.

Pero dejar que el miedo nos paralice no es una opción. Porque no es sobre ti, ni sobre mí. Es sobre el alumnado.

Trabajamos en Formación Profesional. Preparamos a personas para que salgan al mercado laboral. Y ese mercado ya ha cambiado. Las empresas ya están incorporando herramientas de IA. Las competencias digitales ya no son un extra: son un mínimo.

¿No es contradictorio que formemos profesionales sanitarios, administrativos, técnicos o sociales… y no les enseñemos ni siquiera a convivir con herramientas que van a usar —o sufrir— en su futuro inmediato?

No te estoy diciendo que llenes tu clase de inteligencia artificial.
Te estoy diciendo que la conozcas, para que luego puedas decidir con criterio.

Porque eso es ser profesional: entender el contexto antes de intervenir.
Y porque no podemos exigir al alumnado que se adapte a la realidad si nosotras y nosotros nos quedamos anclados en la comodidad.

¿Te abruma? Normal. Empieza poco a poco.
¿Te enfada? Perfecto, canalízalo en reflexión.
¿Te parece que “esto no va contigo”? Entonces recuerda: quien no se forma, queda fuera. Y nuestro alumnado no puede permitirse eso.

Y sí, también quiero decirte algo importante:
no usar tecnología educativa está bien… si lo decides tú, no tu miedo.
Está bien no querer aplicar IA en tu aula si sabes cómo funciona y consideras que no aporta nada.
Pero ignorarla por pereza, por rechazo automático o por esperar a que “pase la moda”… eso no es ético. No en FP.
No cuando una de nuestras funciones es preparar para lo que viene, no para lo que ya fue.

Tú conoces mejor que nadie a tu clase. Tú sabes cuándo necesitan silencio, estructura, afecto o rigor.
Pero saber usar una herramienta —aunque luego no la uses— te da libertad.
Y la libertad didáctica no se defiende desde la ignorancia, sino desde el conocimiento.

Así que sí: cuestiona, duda, aprende, y luego elige. Pero elige con conocimiento, no desde el bloqueo.

Porque la IA no va a sustituirte.
Pero puede sustituir a quien no sepa trabajar con ella.

Con respeto, desde el mismo lado del aula,
una compañera que también sintió vértigo… y por eso decidió saltar.