Llevo tiempo utilizando el portafolio como estrategia de evaluación continua. No es una moda ni una ocurrencia puntual, sino una herramienta pedagógica que, bien planteada, ayuda a que el alumnado se apropie de su proceso de aprendizaje, lo estructure, lo entienda… y lo demuestre.

Antes de que las inteligencias artificiales llegaran a nuestras aulas para quedarse (o para complicarlo todo), ya había puesto en marcha el uso del portafolio en FP Sanitaria como forma de consolidar conocimientos al final de cada unidad. ¿La propuesta? Sencilla, pero potente: al finalizar un bloque, los estudiantes debían entregar un resumen, un esquema y una reflexión personal sobre los contenidos trabajados. Lo podían hacer a mano o con el ordenador, siempre que el resultado fuese coherente, propio y significativo.

¿Funcionó? Sí, con ciertas críticas por parte de los estudiantes pues añoraban realizar cuestionarios… pero funcionaba.

Y no lo digo solo yo: lo demuestran trabajos como los de Miguel y Federico, dos estudiantes que han autorizado generosamente que comparta parte de sus portafolios como ejemplo de lo que sí tiene sentido. Les agradezco desde aquí no solo su permiso, sino también el esfuerzo que pusieron en hacer del portafolio algo más que una obligación: lo convirtieron en una herramienta útil para sí mismos.

Formación Profesional

Tecnología educativa, inteligencia artificial, práctica real aplicada a FP de sanidad y ciencias de la salud.

¿Por qué me parecía tan interesante esta fórmula?

  • Favorece la organización del conocimiento: obliga a jerarquizar, esquematizar, decidir qué es importante.
  • Consolida lo aprendido: al repasar y reformular, se refuerzan conexiones clave.
  • Promueve la autorreflexión: los estudiantes piensan sobre cómo han aprendido, qué han entendido, qué les ha costado.
  • Fomenta la autoría y la autenticidad: cuando está bien planteado, el portafolio se nota si es propio o no.

Toc, toc, la IA está aquí… ¿Ahora qué?

Sabemos que el alumnado tiene acceso a herramientas que resumen, esquematizan y redactan por ellos.
Y sí, lo usan.
¿Eso significa que hay que renunciar al portafolio? En absoluto.
Significa que hay que ajustar el diseño de la tarea para que usar IA sin criterio les juegue en contra.

Para mantener el valor del portafolio como evidencia real de aprendizaje, propongo añadir dos componentes que dificultan la copia automática y refuerzan el pensamiento propio:

  1. Ficha reflexiva por unidad:
    Al final de cada bloque, el alumnado debe entregar una breve ficha donde explique cómo ha elaborado el portafolio, qué fuentes ha utilizado (incluida IA si la ha usado), qué ha aprendido y qué ha sido lo más difícil del proceso.
  2. Grabación de una presentación breve (2–3 min):
    Cada estudiante presenta en vídeo o audio su portafolio explicando qué contiene, cómo lo ha trabajado, qué parte considera más útil y cómo le ha ayudado a entender mejor el contenido.

Esto no solo les obliga a entender lo que entregan, sino que genera evidencias orales que difícilmente se pueden falsificar con una app.

Rúbrica para el portfolio 2.0

El portafolio sigue teniendo valor. Mucho. Pero solo si se diseña con intención.
No basta con pedirlo. Hay que construir un escenario donde sea más fácil pensar que copiar.

Y eso, en un contexto educativo lleno de IA, pantallas y atajos, sigue siendo una forma válida de enseñar a pensar con criterio.

El portafolio, igual que el cuaderno docente, no es un adorno. Es un reflejo del camino recorrido. Y si vamos a hablar de caminos, ya sabes lo que toca.

Porque no se trata de hacerlo perfecto.
Se trata de hacerlo con intención. De aprender con peso.
De entender lo que entregamos. De defender lo que sabemos.
De equivocarnos y volver a construir.

No formamos técnicos que reproducen.
Formamos profesionales que piensan.

El portafolio no es solo una herramienta. Es una prueba de que estás presente en tu aprendizaje.

Y eso —en este aula, en esta galaxia y en cualquier otra—
sigue siendo el camino.

El portfolio no es una carpeta. Es un mapa de aprendizaje real.

Olvídate del portfolio como ejercicio de postureo o relleno para justificar competencias. Aquí hablamos de un portfolio auténtico, donde el alumnado reflexiona, conecta, elige y construye sentido.

📁 En esta sección encontrarás propuestas, estructuras y plantillas para que tus estudiantes documenten su proceso de forma creativa, crítica y personal.

🎯 No se trata de acumular evidencias. Se trata de entender cómo se aprende, poner nombre a los logros, y también a los errores.

Si estás buscando herramientas para acompañar al alumnado sin caer en la burocracia ni en el teatro pedagógico…

Bienvenid@. Esto también forma parte del camino.

Este es el camino 🛡
— V. López

2 respuestas a «Portfolio para el alumnado»

  1. Avatar de Carmk
    Carmk

    Cuanto tiempo te lleva corrgirli y evaluarlo?
    Vale el esfuerzo de ambos?

    1. Avatar de enferlorian@gmail.com

      Hola, Carmk:

      Evalúo por medio de rúbrica, esa parte es rápida. Vale el esfuerzo siempre que apliques el portfolio con sentido y acorde a tu metodología. En el ciclo de TES necesito que sepan categorizar y jerarquizar la información con sentido crítico, por ello, lo empleo en los módulos que requieren esta destreza: ASISE, ASESE y DOTSA. En otros módulos, podría ser útil pero habría que replantear algunos campos. Conclusión, a mi me ha funcionado porque ha sido diseñado acorde a la metodología.

      Gracias por preguntar, buena semana 🙂

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *