Aterrizar en la docencia de Formación Profesional Sanitaria, especialmente cuando se trae la experiencia directa del campo de batalla asistencial, suele afinar el ingenio para identificar no tanto problemas, sino recurrentes «oportunidades de optimización» en nuestro quehacer diario. Y una de esas «oportunidades» que nos saluda con pasmosa regularidad, seamos honestos, es la titánica tarea de gestionar, digerir y, sobre todo, hacer pedagógicamente digerible la ingente montaña de información que define nuestra especialidad.

Ante este panorama, una, que llegó a la enseñanza con el criterio forjado en la asistencia como principal herramienta y la convicción de que el pensamiento crítico es el verdadero motor del aprendizaje, no tardó en ver con claridad ciertas ausencias: recursos específicos que realmente hablaran nuestro idioma, tecnología con un propósito que trascendiera el mero adorno en las memorias de departamento, y una formación adaptada a la cruda y maravillosa realidad de la FP Sanitaria.

En esa continua búsqueda de herramientas que aporten algo más que una nueva línea en el currículum de «innovación» –y créanme, la paciencia para los fuegos artificiales tecnológicos se agota rápido cuando se pisa aula a diario–, me he topado con algo llamado NotebookLM.

Y permítanme una digresión necesaria antes de continuar: estas líneas no aspiran a ser un manual de usuario exhaustivo, ni pretenden presentarles la panacea definitiva para sus labores de investigación o docencia. Consideren lo que sigue, más bien, como una provocación intelectual; un intento deliberado de ‘picarles’ la curiosidad para que ustedes mismos descubran por qué NotebookLM, al menos, podría merecer el estatus de aliada en su arsenal.


«Con Notebook LM, por fin podemos conversar con nuestros documentos… aunque, como en toda conversación académica, entenderse sigue siendo opcional.»

— V. López (Enferlorian) @sanidadedtech

Ya imagino alguna ceja arqueada pensando «otra IA más en el ya saturado mercado de las soluciones mágicas». Y es una prevención sana, casi un deber profesional en estos tiempos de tanto humo digital. Cuando una ha dedicado tiempo, como en aquella etapa exploratoria que algunos conocieron bajo el nombre de ‘Enferlorian’ –un proyecto nacido precisamente para aplicar y probar en la trinchera las competencias digitales–, se vuelve inevitablemente selectiva. Muy selectiva.

Entonces, ¿qué tiene de particular este NotebookLM para merecer nuestra atención, más allá del brillo de la novedad? Su propuesta, aparentemente modesta, es donde reside su potencial interés: se alimenta, única y exclusivamente, de sus propios documentos. Sí, han leído bien. Esos PDFs que acumulan polvo digital, esos manuales densos, esos protocolos kilométricos. Ustedes proveen el material, y la herramienta trabaja sobre esa base. No esperen que les recite poesía del Siglo de Oro si ustedes le han alimentado exclusivamente con directrices de asepsia. La IA, por ahora, no hace milagros literarios espontáneos ni sufre de alucinaciones creativas sobre temas que desconoce porque no se los ha presentado.

Veamos qué puede implicar esto en la práctica:

  1. Legislación o artículos científicos: La información que maneja la herramienta es la que ustedes han validado y subido. Esto significa que las respuestas, los resúmenes, las ideas que genere estarán intrínsecamente ligadas a sus fuentes. Un pequeño detalle que reduce drásticamente el riesgo de obtener información creativa pero irrelevante.
  2. Síntesis con propósito: ¿Necesitan un resumen ejecutivo de las últimas recomendaciones sobre un procedimiento específico para sus alumnos? Carguen el documento oficial –sí, ese de lectura tradicionalmente soporífera– y soliciten los puntos clave. Un tiempo ahorrado que, como bien sabemos, es un bien más preciado y escaso que un consenso unánime en claustro.
  3. Interrogatorio directo a sus fuentes: Permite realizar preguntas concretas sobre sus textos. «¿Cuáles son las interacciones farmacológicas más relevantes mencionadas en este capítulo?» o «¿Qué dice este protocolo sobre la actuación en caso de X?» Casi revolucionario: una herramienta que le ayuda a usted a encontrar lo que usted mismo le ha dado. Pero créanme, en la niebla documental, se agradece la linterna.
  4. Un discreto asistente para la creatividad docente: Para esos días en que la musa pedagógica parece haberse tomado un año sabático sin previo aviso, puede ayudar a generar preguntas para debate, esbozar estructuras para nuevos materiales o proponer enfoques para casos prácticos, siempre basándose en la información que ustedes han aportado.

No se trata, y esto quiero subrayarlo con la misma firmeza con la que se defiende un protocolo vital, de que una máquina nos dé la clase o sustituya nuestro criterio. Quien piense eso, me temo, no ha entendido la esencia de la docencia ni el potencial real de la tecnología bien aplicada. Se trata de que herramientas como esta nos liberen de ciertas tareas mecánicas para que podamos dedicarnos a lo insustituible: el debate enriquecedor, el fomento del pensamiento crítico genuino, la tutorización personalizada, la conexión humana que es el andamio de cualquier aprendizaje significativo. Se trata de formar profesionales que no solo conozcan el «qué», sino que dominen el «por qué» y, fundamentalmente, sepan «cómo actuar con criterio» ante la complejidad de lo real.

Y si la idea de que los profesionales de a pie, los que estamos en el aula lidiando con la realidad de la formación sanitaria, exploremos, probemos y propongamos el uso de estas herramientas genera cierta… digamos, incomodidad en algunos despachos o mentalidades ancladas en el «siempre se ha hecho así», quizá sea esa la mejor señal de que es precisamente lo que hay que hacer. Porque el objetivo no es encajar en moldes preexistentes, sino transformar la práctica para mejorarla.

NotebookLM no es una panacea, ni la solución definitiva a todos los desafíos de la FP Sanitaria. Es una herramienta más en nuestro arsenal. Pero una que, por su enfoque en el material propio del docente, merece, en mi humilde pero contrastada opinión, una exploración seria.

La cuestión de fondo, como siempre, no es si la inteligencia artificial sustituirá a los docentes, sino qué docentes estarán dispuestos a utilizar estas herramientas para potenciar su labor y enriquecer el aprendizaje de sus alumnos… y cuáles preferirán dedicar su tiempo a debatir sobre la intrascendencia de las mismas mientras la información relevante sigue esperando, pacientemente, a ser transformada en conocimiento útil.

Ahí lo dejo. Y sí, seguiré investigando, aplicando y, seguramente, equivocándome y aprendiendo en el proceso. Porque de eso va esto.

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